Atonía en clave yuppie
Isidoro YESCAS
El inicio del proceso de elecciones concurrentes para el mes de septiembre de este año marcará, en las reglas no escritas del sistema político mexicano, el principio del fin del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto. Y para fin de año, cuando el PRI pudiera ya tener (pre)candidato presidencial, al igual que otros partidos políticos, el gobierno federal y los gobiernos de los estados entrarían en una etapa de semiparálisis administrativa, como ha ocurrido en México cuando, de facto, se agota el ciclo sexenal de un gobierno.
Contra lo prometido y esperado, el regreso del PRI a la gubernatura de Oaxaca, no se ha traducido, hasta ahora, en un mejor ejercicio de gobierno: ni en lo político, ni en lo administrativo ni mucho menos en lo financiero se podrían hacer cuentas alegres en una entidad agobiada no solamente por su lacerante pobreza sino por su persistente conflictividad, la debilidad de sus instituciones y la ausencia de voluntad de los actores políticos y la camarilla gobernante para declararle la guerra a la corrupción y la impunidad.
Se sigue insistiendo que el gobierno del estado no tiene recursos frescos para cumplir con sus promesas de campaña, ni para atender necesidades urgentes relacionados con la infraestructura carretera del interior del estado, que va de mal en peor; o para atender la falta de medicamentos en clínicas y hospitales, pero se niega una explicación pública sobre las causas de esta sequía presupuestal. ¿No hay dinero porque la curva de aprendizaje de los secretarios mirreyes y demás burocracia gubernamental aún no se cierra y, por lo tanto, los nuevos funcionarios desconocían la ruta jurídico-administrativa y los tiempos y formas para bajar recursos de la federación? ¿Todo se debe al colapso financiero heredado del gabinismo, como se insiste en pregonar? ¿Los jaloneos y torpedeos dentro del gabinete han impedido que se hagan bien las cosas?
Las dudas sobran, pero lo que hacen falta son respuestas y resultados. Es cierto que en el horizonte milenario de Oaxaca es reconfortante que por ahora sí vaya en serio la operación del canal transístmico, pero éste, al igual que el de las Zonas Económicas Especiales, son megaproyectos de largo plazo en donde la inversión federal y de grandes capitales transnacionales serán determinantes para su desarrollo.
En el corto y mediano plazo lo que a Oaxaca le urgen son empleos, estabilidad social y política, más y mejor infraestructura carretera y educativa, atención al campo y los campesinos, etc.
Y es en este punto en donde surgen las dudas, porque si en estos primeros nueve meses el gobierno de Alejandro Murat no ha podido superar todos los obstáculos para darle el primer impulso a ese Oaxaca moderno y productivo que teje idílicamente en su cuestionado Plan Estatal de Desarrollo, el escenario para los próximos meses se observa todavía mas difícil.
En septiembre inicia el proceso electoral federal y local y con ello, los actos anticipados de precampaña se intensificarán. Y en esas faenas, sancionadas por la legislación electoral pero en donde el INE y el IEEPCO han sido omisos, algunos de los cuadros mas destacados de la yupicracia que despachan en SEDESOH, Secretaría de Finanzas y COPLADE ya alzaron la mano para competir por alguna candidatura bajo las siglas del PRI. Otro tanto harán los yopes enquistados en SINFRA ,SEGEGO y demás secretarías de gobierno y, por supuesto, algunos delegados federales.
Y si la prioridad desde el poder ejecutivo (y no se diga en el poder legislativo) será la promoción electoral de sus “mejores hombres”, habría que ir cruzando apuestas si acaso lo que pudiera ocurrir es un mayor relajamiento del quehacer gubernamental y la persistencia de esa atonía que se observa en el sector público estatal.
No menos desastroso para Oaxaca sería que, sumado a estos factores internos, el cierre del ejercicio del gobierno federal también impacte de manera negativa en la aplicación de las políticas públicas y, en general, en el bienestar de la población.
Espero equivocarme, pero mucho me temo que mientras las coordenados trazadas por la diarquía que cogobierna Oaxaca no se mueven hacia la sociedad y se insista en un ejercicio de gobierno virtual, de complicidades y alejado de la gente, todo seguirá igual o peor.
Agosto 10 del 2017.